Dicen que el destino es el que nos empuja a hacer lo que hacemos.
La vida de Carla Aguirre Fuentes ha sido siempre la de una niña mimada a la que se la ha consentido demasiado. Pero, a pesar de ello, su futuro había sido orquestado por su progenitor hasta el más mínimo detalle. Debe dejar su país y viajar al extranjero para estudiar en una de las mejores universidades y así poder volver a su tierra con una carrera que la posicione estratégicamente al lado de su padre cuando este sea presidente del país.
Sin embargo, el destino siempre tiene otros planes; enamorarse y encapricharse del hombre equivocado no parecía estar dentro de ellos. Es así como ella vive envuelta en un torbellino de sentimientos hacia Fabricio Esquivel, un hombre al que le es imposible resistirse a la frescura de su belleza y juventud, complicando sus vidas hasta tal extremo que ni ellos mismos pueden darse cuenta de su magnitud.
Pero ni la distancia, ni los desplantes, ni la peligrosidad de esta relación hacen que su turbulento amor mengüe, porque cada día que pasa se vuelve más intenso, apasionado y lujurioso.
Es cuando entonces el destino decide poner a prueba ese amor, confrontándolos con una realidad atronadora, donde un hijo no deseado, traiciones inesperadas, el tráfico de niños y las intrigas políticas de un país corrupto los pondrán a prueba en todo momento.
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carolina (propietario verificado) –
“—Lo amo. —Mi voz temblaba, esa confesión siempre hacía que mi cuerpo se estremeciera, y aquel día no era la excepción, ya que me estaba confesando no solo ante Lisa, sino ante mi otro gran amor: el Pacífico”.
Esa es la sensación que queda tras leer Destinos entrelazados, la primera obra de corte romance erótico heterosexual de la autora Gaby Franz. La protagonista, Carla, tiene dos amores: el Pacífico, amante sereno y paciente que la acompaña allí donde va, incluso durante el tiempo que está en Nueva York, alejada de su querida Ushuaia; y Fabricio, el hombre por el que los vaivenes de la vida no serán un impedimento para vivir una intensa historia de amor.
Pero no solo amor es lo que vamos a encontrar en esta novela, pues a pesar de ser romántica erótica, el trasfondo que se desvela una vez que se entra en el grueso de la trama, es lo que hará al lector devorar cada una de las páginas: el tráfico de bebés, tema que hizo vivir a Argentina y España circunstancias similares tras las dos dictaduras que asolaron ambos países.
Cabe destacar —y como gran fuerte de esta obra— que la autora ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación sobre los niños robados. Algunas de las escenas descritas harán saltar más de una lágrima y poner los pelos de punta por la veracidad con la que están contadas, imprimiendo al lector la imagen de lo que algunas familias tuvieron que sufrir debido a aquellos acontecimientos. Esto, junto con una trama política que estará de fondo en cada parte de la obra, le da a la novela un toque muy poco usual —y más que bienvenido— en las de su género.
La relación entre los dos protagonistas, Carla y Fabricio, tendrá sus pormenores, como toda historia romántica que se precie, con unos tira y afloja mostrados en su justa medida y que irán revelando unos giros bastante inesperados y muy bien urdidos por la escritora. Los personajes secundarios también aportan su granito de arena a todo el argumento, pues se podría decir que uno de los más impactantes sucesos que tiene lugar en la novela, no sería posible sin Karen, una francesa que Carla conoce durante sus años de estudios en Nueva York. Del mismo modo, no se puede dejar atrás a Alberto, el padre de Carla, quien jugará un valioso papel tanto en la vida emocional como laboral de la protagonista.
Algo que también puede ser bastante significativo es la fuerza y empatía que desprende Carla: una mujer de armas tomar, que tiene muy claro cómo quiere que sea su futuro y que sabe coger el toro por los cuernos ante las vicisitudes que se le presentan, siendo la protagonista absoluta de la obra, ya que también conoceremos mejor sus sentimientos gracias a que la novela está escrita en primera persona.
En resumen, una novela romántica que se sale de lo conocido, con una trama que va más allá del “chico conoce chica”, y con personajes que se bastan ellos solos para ir llevando la historia.
Antonio (propietario verificado) –
Hace unos días acabé de leerla. Me lo planteé como un reto, casi como un experimento, ya que la romántica no es mi tipo de lectura, y mucho menos de la erótica. Pero ya había leído algún relato suyo con anterioridad, de hecho, fue mi primer acercamiento a este género, y he de decir que me gustó. Así que en cuanto salió esta novela no quise dejarla escapar.
Para empezar, diré que me encanta su forma de escribir, sin florituras innecesarias y perfectamente comprensible, plagada de pequeños detalles que denotan su procedencia argentina y que me parecen de lo más entrañables.
La verosimilitud con la que retrata los sentimientos de Carla, me ha hecho contactar con mi parte más sensible, llegando a ponerme en la piel de la protagonista a lo largo de todo el relato. Y no sólo ocurre con ella, Gaby sabe como hacerte vivir cada uno de sus personajes.
La historia amorosa principal, salpicada de escenas muy subiditas de tono (demasiado explícitas para alguien tan moñas como yo), hará las delicias de todos los afines a este tipo de literatura. Pero no se queda ahí ni mucho menos. Debajo de esa historia de amor, amistad, fraternidad y buenos momentos de sexo, subyace una trama mucho más compleja que te va atrapando a medida que avanzas las páginas. Basándose en hechos desgarradoramente reales, sufridos tanto en Argentina como en nuestro país, nos introduce en un drama que te pone el corazón en un puño y te recuerda lo ruin y cruel que puede llegar a ser el género humano. Y ese sí que es mi tipo de lectura.
En resumen, Destinos entrelazados es un coctel armónico recomendable para todo tipo de paladares.