[fusion_builder_container hundred_percent=”yes” overflow=”visible”][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=”1_1″ background_position=”left top” background_color=”” border_size=”” border_color=”” border_style=”solid” spacing=”yes” background_image=”” background_repeat=”no-repeat” padding=”” margin_top=”0px” margin_bottom=”0px” class=”” id=”” animation_type=”” animation_speed=”0.3″ animation_direction=”left” hide_on_mobile=”no” center_content=”no” min_height=”none”][fusion_tabs design=”clean” layout=”horizontal” justified=”yes” backgroundcolor=”” inactivecolor=”” bordercolor=”” class=”” id=””][fusion_tab title=”Otras tiendas” icon=”fa-sign-out”] [/fusion_tab][fusion_tab title=”Fragmento del Libro” icon=”fa-book”]Cody Flynt caminaba por el estrecho pasillo que tan bien conocía rumbo a su oficina. Había extrañado su trabajo. Su extensa licencia por vacaciones había estado llena de aventuras y la creación de una manada. Pero la tranquilidad que le daba estar tras el escritorio y frente a su computadora, analizando los datos que los detectives le suministraban y dando su granito de arena para atrapar a los malos, le había faltado. Hoy regresaba después de tres meses de ausencia.
Pasó la puerta que lo conduciría hacia su cubículo, especialmente diseñado para su gran tamaño. Pero cuando llegó allí, se encontró con otro agente sentado delante de la computadora. Esa silla en la que el hombre estaba sentado no era la suya, ni el escritorio color caoba era el que conocía tan bien y por el que podía cómodamente estirar sus largas piernas. ¿Dónde estaban sus cosas, su comodidad conocida? ¡Quería su rutina de regreso! Ya había tenido sobresaltos para toda una vida.
Una mano se apoyó en su hombro izquierdo provocando que soltara un grito agudo. Todos giraron hacia él con el ceño fruncido. Estaba muy avergonzado por su actitud aniñada, pero Thomas se había comportado como un imbécil sabiendo que ese toque haría que reaccionara como lo había hecho.
—Relájate, hombre —trató de tranquilizarlo Thomas sin mucho éxito—. Nos han trasladado a una nueva sección. Sígueme.
¿Una nueva sección? No había sido informado al respecto y dudaba que fuera a gustarle esta nueva asignación.
Siguió a Thomas sin hacer preguntas. Su amigo y compañero de trabajo caminaba con la cabeza gacha, y eso no auguraba buenas noticias.
Nuevamente por el pasillo volvía al área de ascensores. Subieron al que abrió sus puertas y vio cómo Thomas marcaba el primer subsuelo. Allí había solo un departamento y Cody quería gritar como un niño reprendido que no había hecho nada malo para merecer el castigo que sería trabajar en el Archivo. Pero permaneció con una actitud estoica. Iba a acomodarse en el lugar asignado, recibir indicaciones de sus nuevas tareas y analizar qué acciones seguir. Protestar antes de tiempo no le traería nada bueno, era algo que había aprendido con los años.
Las puertas del ascensor se abrieron y caminaron por entre las estanterías que contenían las cajas con pruebas y expedientes de los casos en curso, cerrados y desestimados.
Luego de varios minutos caminando sin encontrar un destino visible, la puerta de una oficina apareció delante de sus narices. En ella estaba escrito: “Cody Flynt, Director de Archivo”. ¿Había sido promovido y esta era la manera en la que se lo comunicaban?
—Thomas, ¿qué carajo está pasando?
—Shhh, entra y hablaremos.
Además de cabreado estaba asustado. La discreción nunca había sido una de las mejores virtudes de Thomas. ¿Tanto habían cambiado las cosas en su ausencia?
—Thomas…
—Chico, debes decirme qué conexión tienes con ese niño que me mandaste investigar, el hijo del juez Burn. Ese hombre movió cielo y tierra hasta que logró que te dieran esta dirección… el viernes.
—¿Qué?
—Como lo escuchas. El jefe no ha estado feliz de perder a uno de sus mejores hombres para que sea sepultado en el Archivo. Pero el juez Burn estaba encaprichado en que lograras un ascenso y el único lugar disponible era este, ya que Carter se ha retirado. Amigo, no sé si felicitarte o darte mi pésame.
Cody quería gritar. En este lugar se moriría de aburrimiento. Quería volver a su casa, a San Francisco, a donde sea, menos permanecer aquí, en este edificio, en esta oficina, con este nuevo puesto que le habían endosado.
—Voy a hablar con el jefe. Me importa un comino lo que el juez Burn quiera. No soy su pelele y no quiero este puesto.
Thomas frunció el ceño e hizo un puchero antes de hablar. —El jefe no hará nada para contentarte. Las órdenes vinieron de las altas esferas. Vas a tener que bajar la cabeza y aceptar este ascenso como un niño bueno y dar las gracias.
—Pero…
—No hagas que el jefe se sienta peor de lo que ya lo está. Además —sacudió la mano en el aire y miró al techo bufando y maldiciendo por lo bajo—, me han asignado como tu jodido asistente. Dios, ¿yo, asistente? ¡Esto es una humillación absoluta! ¿Qué carajos sé de asistir a alguien? Soy un especialista en análisis de sistemas, no un jodido asistente. Tu maldito ascenso me ha jodido y a lo grande.
Cody se pasó la lengua por los labios saboreando la delicia que sería tener a Thomas bajo su yugo dominador. No se sentía culpable en absoluto de haber arrastrado a su desgracia al otro hombre, ni un poquito. Había estado temblando por el pequeñísimo favor que su amigo le exigiría a cambio de la información que le brindara de Alex Burn. Ahora, la marea había cambiado, y él tenía la sartén por el mango.
—Ni lo pienses siquiera —advirtió Thomas señalando con uno de sus dedos a Cody—. Me debes una grande y me la cobraré aun si eres ahora mi jodido jefe. Y hablando de eso…
—No, no, no, no.
—¡Me lo debes! Además, no será un gran sacrificio.[/fusion_tab][fusion_tab title=”Booktrailer” icon=”fa-youtube”][youtube id=”O7PMyc5v7ao” width=”600″ height=”350″ autoplay=”no” api_params=”” class=””] [/fusion_tab][/fusion_tabs][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]