[acc_item title=”Fragmento del Libro”]
Capítulo 1
Marco Caneiro estacionó su camioneta frente al conjunto de casas en proceso de construcción de la constructora Rivera. A su lado estaba Christian, su mejor amigo y socio, quien lo acompañaba a una reunión con el dueño de la empresa.
—El hombre hace buenas casas —dijo Chris.
—Sí, eso parece —reconoció Marco, mirando con más detenimiento las estructuras que se levantaban frente a ellos.
Eran viviendas básicas, que Rivera estaba desarrollando para el gobierno, le sorprendió lo agradable del diseño y la calidad de la construcción. Marco pensaba igual que Rivera, no por hacer casas básicas, debían hacerlas indignas de quien las iba a habitar.
Chris y él habían hablado mucho con Rivera, era un hombre mayor que quería jubilarse. Su único hijo era doctor y no estaba interesado en seguir con la empresa de su padre, así que había aceptado venderla a la familia de Marco. El hombre mayor era muy agradable y lo único que le preocupaba de su decisión, era proteger a sus trabajadores, ya que un grupo de sus empleados pertenecían a un programa de reinserción social; eran trabajadores con antecedentes criminales a los que Rivera les había dado la oportunidad de desarrollar un trabajo decente y honrado. Era la única cláusula que había exigido dentro del contrato, proteger a los trabajadores en reinserción social.
Antes de bajar de la camioneta, miró de reojo a Chris y notó cuan feliz se veía su amigo, probablemente porque estaba enamorado y tenía al hombre que amaba a su lado. Su amigo había conocido hace unos meses a Alen, un joven y guapo profesor de educación física y se habían enamorado profundamente. Hace solo unas semanas Chris había comprado una casa y había comenzado a vivir junto a Alen.
Suspiró recordando que él también había tenido esa felicidad… Tuvo los siete años más felices de su vida junto a Tomy, hasta el día que su novio falleció en un accidente de tráfico. Era viudo hace casi cinco años, pero Marco aún no superaba su muerte. Tomy había sido todo para él, y perderlo de la noche a la mañana había sido devastador, era un dolor con el que vivía día a día y que jamás lo abandonaba.
Chris arrugó la nariz cuando el sol lo golpeó en los ojos, Marco se río de su gesto y pensó cuan afortunado era de tener a Chris en su vida, era el mejor amigo que cualquier persona pudiera desear. En los horribles días, e incluso meses, después de la muerte de Tomy, Chris había sido su mayor apoyo. Ellos, se habían conocido a los dieciocho años en la universidad, cuando ambos estudiaban ingeniería en construcción. Ahora que ambos tenían treinta y cinco, habían pasado por muchas cosas juntos. Muchas de esas cosas habían sido buenas, pero también muchas malas; y ellos siempre se habían apoyado.
Cuando se dirigían a las oficinas de la obra, se detuvieron nuevamente para ver con más atención la construcción, cuando se giró para retomar su camino, Chris iba a hacer lo mismo, pero se detuvo de golpe y se quedó mirando algo que estaba a sus espaldas, y su mirada pasó de la sorpresa al espanto. Intrigado, Marco trató de girarse, para mirar qué era lo que había sorprendido tanto a Chris, pero su amigo lo afirmó fuertemente del brazo, evitando que se girara.
—¡No! —le dijo Chris con miedo.
—¿Que estás haciendo? ¿Qué pasa? —preguntó extrañado por la actitud de Chris.
—¿Christian? —escuchó una voz a su espalda, que sonó demasiado familiar.
Marco se giró bruscamente y vio el amado rostro de Tomy frente a él, sus grandes ojos color miel lo miraron con amabilidad y caminó directamente hacia ellos. Marco no podía hablar, estaba congelado mirándolo. Cinco años soñando con volver a verlo y ahora por fin Tomy estaba frente a él. Sus labios pequeños y rosados eran los mismos; sus delicadas cejas y sus largas pestañas eran iguales, pero algo estaba mal, algo era distinto…
—¿Christian, que haces aquí? —preguntó Tomy.
Tomy reconoció a Chris, eso terminó de convencerlo de que el hombre frente a él era Tomy. El aire se le congeló en los pulmones y detuvo el flujo normal de oxígeno hacia su cerebro, porque sintió que se mareaba y se le doblaban las piernas.
En esos momentos Tomy lo miró, sorprendido, pero no había reconocimiento en su mirada, y tampoco hizo ningún intento de ir hacia Marco. ¿Por qué Tomy no le reconocía?
Sintió a Christian tratar de sostenerlo cuando sus piernas se doblaron. Tomy corrió hacia él en el momento en que tocaba el suelo. Quería permanecer despierto, quería abrir los brazos y envolver a Tomy en ellos, pero todo comenzó a volverse borroso y no supo de nada más.
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